A nivel global, enfrentamos un gran desafío y que es la producción de alimentos básicos y saciar el hambre, el tema es paradójico y hasta en determinado momento contradictorio, si bien es cierto que el desarrollo tecno científico avanza incesantemente y tenemos acceso a computadoras, teléfonos celulares, pantallas digitales, banca electrónica, reuniones virtuales, inteligencia artificial y hasta recorridos escénicos virtuales, hoy comemos mal, padecemos desnutrición y tenemos más hambre, lo que no solo nos debilita sino nos hace vulnerables a enfermedades y altamente dependientes.

Hasta hace un par de décadas, la tecnología digital y sus medios eran demasiados costosos, difícilmente el ciudadano común podía adquirir un teléfono celular y muchos menos pagar una renta o adquirir tiempo aire, esto, sin olvidar la imposibilidad de comprar una pantalla de plasma, una cámara digital, un proyector o una lap top, en contraste los alimentos eran sumamente baratos. Hoy en día los papeles se han invertido, es decir, tecnología barata – claro, con nuevas fórmulas de rentabilidad – y alimentos sumamente caros, para desgracia NUNCA MAS HABRÁ COMIDA ALIMENTOS BARATOS.

El creciente precio de los alimentos tiene su origen en diferentes factores, destacando en la última década el cambio climático, el crecimiento poblacional, el agotamiento de tierras fértiles y los insumos para la producción de fertilizantes, el costo elevado de insumos y en el último lustro el surgimiento de la pandemia de la COVID 19 o SARS-CoV-2 y la guerra generada por Rusia al invadir Ucrania, misma que amenaza en involucrar a otros países y alcanzar el carácter de global. La pregunta más inquietante es ¿a nivel personal, familiar, comunitario o nacional estamos preparados para enfrentar estos desafíos?.

Curiosamente, los pueblos originarios de Mesoamérica y parte de Sudamérica, se nutrían mejor que nosotros, en sus hogares tenían frutas, verduras, miel, bancos de proteínas de origen animal, leguminosas entre otros muchos beneficios gracias a sus solares rurales, que lo mismo servían de despensa – producción de alimentos - , farmacia – plantas medicinales -, supermercado obtención de bienes como lianas, estropajos, madera - y hasta banco o caja de ahorro – en caso de emergencia vendían el borrego, el guajolote o el cerdo –.

En la región de la Chinantla, Oaxaca, el Fondo Ambiental Regional de la Chinantla Oaxaca, A.C., con el apoyo de Global Giving y sus donantes Explore Projects (globalgiving.org) y Ecologic Development Fund, se premió a los propietarios de los tres mejores solares rurales del ciclo Otoño – Invierno, quienes destacaron por:

• Producción y conservación diversificada de alimentos básicos.
• Conservación de semillas y germoplasma autóctono.
• Uso de técnicas y tecnologías amigables con el medio ambiente (agricultura climáticamente inteligente)
• Involucramiento de niños y jóvenes en la producción de alimentos y conservación del conocimiento comunitario.
• Reciclaje de desechos orgánicos – compostas -.
• Uso óptimo de recursos naturales.

 
Los premios consistieron en la dotación un paquete para fortalecer el solar, consistente en una bomba periférica, tanque de almacenamiento y sistema de micro riego.

Con estas acciones apoyamos el empoderamiento de familias y comunidades marginales y contribuimos al abatimiento de la desnutrición.